A estas alturas de 1´90cm. quién no conoce aún a Pablo Llorens? Pues al famoso director de animación de plástelina universalmente conocido (y si no que se aguanten en la Galaxia de Andrómeda y que se pongan una parabólica más potente) le surgió una terrible idea en su cocorota: para su última pelicula titulada "los Chocopulpitos" le hacía falta un actorcito real y pensó en el inigualable e indiscutible Nicolás Gay Ramón, excelente actor digital (todo lo que digita lo rompe) que para sus dos tomas y media que duran menos de un minuto estuvo jorobando al dire más de dos horas. Si tenía que sonreir lloraba y si llorar sonreía, acabando cada gesto ordenado con una mueca ininteligible e inaprovechable. Pero la paciencia dió sus frutos y la pelicula se acabó, menos mal que existe el retoque. Se oyó a lo lejos una frase de Pablito: jamás volveré a trabajar con semejante energúmeno!!! Pero los grandes actores ya se sabe que son difíciles. El resultado, un niño que no paraba de decir frases muy fuertes en lugares poco apropiados. Cuidado con los cortos de animación, provocan a las mentes demasiado sensibles. 
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